Anatomía de un fracaso. El dolor de las "viudas de Bielsa"
07.18.2011 | 2 Comments
Me duele, como a todo chileno, que Chile haya quedado eliminado de la forma como ocurrió ayer. Sobre todo porque al final de cuentas siempre fui un admirador de Marcelo Bielsa. No soy especialista en materias deportivas hablo como un chileno más. Un chileno que admira la inteligencia y la coherencia ética de las personas. Es probable que nuestro país hubiese quedado eliminado también con Bielsa, pero ese no es el tema de fondo. A mi entender, el problema no tiene que ver con un resultado más o un resultado menos, sino con una forma de pensar y de vivir, de “pararse” en el mundo, en fin una manera de ser “testigo” o “ejemplo” para la sociedad que a uno le ha correspondido vivir.
Como lo escribí en una columna anterior, Marcelo representaba la coherencia entre la teoría y la praxis. Más allá de su calidad profesional que siempre estuvo fuera de toda discusión, destacó en Chile por ser una persona íntegra, y como tal, nunca tuvo el menor temor de enfrentarse a quienes siempre han colocado el poder y el dinero como valores supremos. Justamente por eso el rosarino dejó una huella profunda en el alma del chileno común, independiente si le interesaba el fútbol o no, ese chileno que tanto desprecia nuestra “mesocracia arribista”, el “roto” chileno.
Lo que siempre admiré y he admirado en el rosarino es justamente todo aquello que no logro ver en la Selección chilena actual y su constelación de “estrellas”: la sencillez, el amor por el trabajo bien hecho, el sentido de la responsabilidad, la obsesión por la perfección, la permanente vocación de servicio, y tantas cosas que no logro enumerar en este instante de tristeza y frustración. Frustración que crece al escuchar a algunos comentaristas que intentan justificar lo injustificable, señalando que faltó tal o cual jugador. Marcelo nunca se quejó ni se lamentó porque faltase alguien ¿Por qué somos tan mediocres y nos falta espíritu crítico? Estos días mientras contemplaba el desfile de los “egos” de nuestros jugadores, recordaba con nostalgia cuando un pequeño grupo de jugadores en silencio inició con humildad un trabajo que, a la postre, hizo que nuestro país terminará siendo un rival de respeto y a temer en el plano internacional, como lo confesara el mismo arquero de la selección española campeona del mundo ¿Qué ha quedado de todo eso?
Más allá de las interpretaciones los hechos hablan por sí solos. Había que ser muy fanático para no querer ver que la partida de Harold Mayne-Nicholls y Marcelo Bielsa y la llegada de Sergio Jadue y Claudio Borghi, tendrían en algún momento que hacernos colocar los pies en la tierra, y darnos cuenta que hemos vuelto a ser lo que siempre hemos sido. Que el trabajo constante y riguroso no es parte constitutiva de nuestra cultura. Que la coherencia ética no es uno de los atributos distintivos de nuestra idiosincrasia acostumbrada al “chaqueteo”, la mediocridad y la envidia como parte de nuestra vida cotidiana.
Todo lo que hemos obtenido alguna vez siempre ha sido fruto del rigor, del esfuerzo, de la constancia, de la perseverancia. Un ejemplo cercano de lo que señalo fue el rescate de los “33” mineros. Cuando se planifica y no se improvisa, cuando cada talento personal está puesto al servicio del trabajo común, cuando el silencio y la humildad dejan atrás la arrogancia y la soberbia, solamente en esos momentos podemos cosechar algún éxito en nuestra paupérrima historia deportiva, que no es más que un aspecto de nuestra historia colectiva.
Las palabras del jugador del Palmeiras Jorge Valdivia -al cual, lo que le sobra en talento le falta en humildad, trabajo y compromiso-, en entrevista concedida al Canal del Fútbol, son más que reveladoras de lo que señalamos. La lapidaria comparación que hace entre el trabajo actual de Claudio Borghi y el trabajo realizado por Marcelo Bielsa habla por sí sola: "Marcelo siempre quería tener a los jugadores entrenando y era muy difícil que alguien estuviera dos o tres días en el departamento médico. Al segundo día había que estar entrenando. Me pasó a mí en el Mundial, donde recibí un pancorazo y me tuvieron que sacar sangre a la fuerza para estar bien el segundo partido", y después concluía, "Claudio tiene la capacidad de entender que el jugador necesita estar dos o tres días sin hacer nada", justamente por esto, “No sé si con Bielsa hubiese venido a la Copa América” ¿Pánico al esfuerzo?
Ciertamente se trata de las declaraciones de un jugador chileno, en ningún caso de un paraguayo o uruguayo para quienes decir una cosa de esa magnitud sería impresentable. Estas declaraciones no pueden caer en el vacío, ellas son el fiel reflejo del gran cambio de mentalidad y el retorno al conformismo que se ha ido produciendo en la Selección chilena como consecuencia de la partida de Marcelo Bielsa. Las figuras individuales –que rápido se nos olvidó Puerto Ordaz-pasan a ser más importantes que la fuerza colectiva como si el fútbol fuese un deporte individual.
Espero que los periodistas especializados reflexionen sobre las verdaderas razones de la eliminación y no se dediquen a repetir lugares comunes y menos a intentar bajarle el perfil a lo que a todas luces es un rotundo fracaso. ¿Cuánta responsabilidad tienen los dirigentes actuales de nuestro fútbol? Las declaraciones de Sergio Jadue para explicar la derrota chilena ante la modesta Venezuela –todavía no escucho a ningún especialista cuestionarlas- son francamente deprimentes por la fragilidad de sus argumentos. Si hay algo a lo cual los “poderes fácticos” de todo tipo le temen y siempre le han temido es a la coherencia ética de personas como Marcelo Bielsa porque dejan al desnudo todas sus miserias y mezquinos intereses. Me imagino que los presidentes de los tres grandes del fútbol chileno guardarán silencio como siempre, como tantas veces.
¡No me arrepiento y nunca me arrepentiré de ser una viuda de Marcelo Bielsa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario